La gestión del riesgo es una parte muy importante de una correcta gestión de la cartera de inversión, y está muy ligada a la tolerancia al riesgo del inversor.
Los inversores son como niñas adolescentes. No paran de decir que necesitan encontrar un buen chico, pero una vez tras otra se enamoran del mismo chico malo con un nombre diferente.
De la misma manera los inversores siempre piden lo mismo, que quieren buenos rendimientos de sus inversiones, pero siempre reaccionan mal ante las caídas des de máximos de sus carteras.
Reaccionan de tres maneras muy predecibles:
• En términos de magnitud
Cuanto de grande es la caída desde máximos que tolera el inversor demuestra su estómago.
• En términos de frecuencia
La frecuencia en que estamos lejos de máximos ataca a los nervios del inversor.
• En términos de duración
La duración en la que la cuenta está por debajo de los máximos históricos acaba con la paciencia del inversor.
Los profesionales de la gestión conocen muy bien a los inversores y a sus predecibles reacciones, pero pocos saben actuar para controlar estos malos momentos de caídas.
Para obtener a largo plazo buenos rendimientos necesitamos de alguna manera controlar estas caídas desde máximos.
Tanto si gestionas tu cartera como si la delegas en un profesional necesitas capear estos malos momentos para sentirte cómodo y seguir tu plan de inversión. Necesitas controlar las caídas.
Los barcos no se construyen solo para navegar en aguas apacibles, también para capear temporales.
Puede ser que no será el barco más veloz, pero con él sobrevivirás a las tormentas.
Necesitas una estrategia para capear los temporales.
Tolerancia al riesgo
Cada inversor tiene diferente capital, objetivo de inversión, pero, sobre todo, tolerancia al riesgo.
La tolerancia al riesgo es cuanta caída desde máximos es capaz de tolerar el inversor antes de bajar la exposición total de la cartera al mínimo riesgo establecido.
Este puede ser cero si prefiere estar en liquidez o un mínimo porcentaje sobre el capital invertido.
Por lo tanto, cuanto peor está yendo la estrategia de inversión, menor será nuestra exposición, no al contrario que lo único que tiene de cierto es la ruina.
Este es el gran problema de los inversores, sus emociones, no solo que comprar y cuando, sino también cuanto invertir.
Los profesionales muñen la vaca, los particulares apuestan toda la granja. O, todo lo contrario, arriesgan demasiado poco.
Ten en cuenta este dicho cuando vayas a determinar la talla de tus posiciones.